Justicia distributiva
Hace cierto tiempo me contaron una historia que tiene su miga. Ocurrió en una Facultad universitaria. Tiene que ver con la justicia distributiva. Dos profesores compartían el mismo despacho y atendían en él a sus alumnos y alumnas en las horas de tutoría. Movidos por la situación de otros colegas que disponían de un despacho unipersonal, decidieron solicitar del Departamento el correspondiente permiso para construir un tabique y dividir el despacho en dos partes. La excusa era que se estorbaban. La verdad era que no se llevaban bien. Podían organizar sus horas de atención a los alumnos y alumnas combinando mañanas y tardes o días alternaos de la semana. Pero, no. Pidieron la separación. El Departamento dijo que sí.
En ausencia de su colega, el interesado (nunca mejor dicho) llamó a los servicios de la Universidad, mostró el permiso e indicó a los albañiles por dónde deberían construir el tabique y por dónde tendría acceso el nuevo despacho. Hizo una división muy original. Dejó una parte más amplia e iluminada y la otra más pequeña y oscura. Él eligió de manera descarada la mejor parte y en ella colocó sus libros, su ordenador y sus pertenencias. En el despacho contiguo colocó las cosas de su… compañero.
Mais…
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